La neurosis obsesiva, es mucho más frecuente entre los varones que en las mujeres, en ellas, casi no se dan casos. Esto es debido a la estructuración del Complejo de Edipo y a la forma de resolverlo. Como toda neurosis, predomina la fantasía, el ensueño diurno y hay un rechazo parcial de la realidad.
El caso que recomendamos leer, es el de “El hombre de las ratas” de Sigmund Freud.
Se caracteriza por síntomas que vamos a llamar “compulsivos”: ideas obsesivas, rituales, compulsión a realizar actos indeseables, lucha contra los pensamientos e inclinaciones, ceremoniales, etc.
Según el seguidor de Freud, el Dr. J. Lacan, el deseo del obsesivo es destruir el deseo del otro, y se caracteriza por una agresividad que puede estar disimulada por una “formación reactiva” (con formación reactiva queremos significar, una formación psíquica que es la tendencia a manifestar lo contrario a su realidad psíquica, p.ej. Un exceso de amabilidad que esconde una alta agresividad).
Para Freud, en la neurosis obsesiva hay un desplazamiento de los afectos, para así, evitar sentirlos. Hay también aislamiento y racionalización y una forma de pensamiento llamada “rumiación mental”. No es una auténtica reflexión , sino un simulacro de reflexión, para evitar vivenciar los sentimientos amorosos y hostiles.
El obsesivo es altamente ambivalente en sus afectos, y ésto , a veces , aparece racionalizado.
Otro mecanismo típico que descubrió Freud en esta neurosis, es la anulación retroactiva: anular dichos o actos realizados con anterioridad. Freud destaca un Super-Yo cruel en ésta neurosis y un conflicto sado-masoquista latente, que se expresa a través de sus síntomas; por esto hay que respetar los síntomas, y , en la cura, apuntar a desvelar el conflicto o los conflictos subyacentes, y hacerle ver al paciente que él no quiere sentir determinados afectos.
Así como en la Histeria la fijación libidinal (Líbido: energía sexual) es oral y fálica, en la Neurosis obsesiva es anal, el paciente queda fijado a la etapa del desarrollo en que empieza a separase de la madre y a rivalizar con el padre, a decir “No”.
He podido observar en mis pacientes obsesivos, tanto de Buenos Aires, como de Madrid, Valencia y la ciudad de Azul, todas éstas características que señalan Freud y Lacan, compartiendo con ellos su punto de vista.
En la neurosis obsesiva, como en toda neurosis, no hay una auténtica disolución del Complejo de Edipo, el obsesivo queda atrapado por el miedo a la castración, ya que el vínculo con la madre es muy incestuoso y hay que ayudar al paciente a que pueda diferenciarse de la madre (de los padres), sin que ello implique una apertura hacia la hetero o auto hostilidad extrema.
El tratamiento del Obsesivo suele ser muy largo, ya que es muy difícil llevarlo a que sienta sus auténticos sentimientos, sin lo cual, queda a merced de un pensamiento que es un simulacro, no piensa verdaderamente, en el fondo, detrás de tanta racionalización, hay un hombre impulsivo y muy poco reflexivo.
Muy útil y esclarecedor
Es muy importante lo que dice Lacan del deseo del obsesivo como deseo de destruir el deseo del otro, o, según Freud su sadismo escondido tras la amabilidad. El articulo es altamente esclarecedor.
Un trabajo muy útil para la clínica, en especial, la explicación del deseo del obsesivo, si no recuerdo mal, no está presente en El Hombre de las Ratas de Freud.
Lo que esta presente tanto en Freud como lo que deja traslucir el artículo, es la enorme dificultad de la cura de ésta neurosis.