Nací en 1954, así que soy una especie de viejita. Estoy escribiendo una novela y ahora les voy a publicar un cuento mío para que me vayan conociendo, es cómico. Si bien la primera es trágica, este es humorístico. Se llama «En San Francisco», ciudad en la que estuve en los años de mi juventud, junto con Los Ángeles y San José.
Dice así:
«Nada de apuros. El médico me dijo que tengo que controlar mi ansiedad de llegar rápido a todos lados. Y con éstas calles cuesta arriba y cuesta abajo de San Francisco, con más razón, uno se cansa. Así que voy a ir en tranvía al supermercado y voy a volver caminando despacito, despacito.
¡Cómo me gusta San Francisco! Es una de las ciudades más hermosas del planeta.
Bueno, ya está bien de diálogos interiores, voy a llevar el changuito para salir más aliviada del supermercado.
En eso tocan el timbre de la casa:
– ¿Quién es?
-Vendo frutas y verduras señora…¿quiere usted?
-No, gracias… me voy ahora mismo de compras.
-.¡Que tenga mucha suerte señora, adiós…! (y por dentro le desea lo peor).
La señora sale de su casa con su changuito y toma el tranvía, el supermercado queda a tres paradas.
Muy tranquilamente y sin ponerse ansiosa, recorre los puestos de frutas y verduras, los quesos, los huevos, el café, el chocolate, el té, los vinos, las aguas minerales y las cocas colas… el changuito se va llenando hasta la coronilla. En eso se le cae un chocolate, con parsimoniosa actitud lo recoge y lo coloca en su lugar.
Paga y sale tranquila a la calle.
Entonces se oye un gran estampido: otra señora sin querer la ha empujado y el changuito con todo su peso la arrastra cuesta abajo a toda velocidad.
¡Punch! llega a la casa rápidamente y se cae y se rompe un pie, el changuito la llevó a toda velocidad y ahora no sólo padece de ansiedad sino que se ha roto un pie.
¡A carajo con los cuidados! se dice a sí misma ¡Al carajo con los médicos! ¡Al carajo San Francisco!
fin
¡Desopilante¡ es todo un gag¡
Me hizo reir mucho, es muy buen cuento, y nada de que sos una viejita¡
Jaja! Se le fue el gusto por San Francisco! jaja
Y la edad? Estás en la madurez creativa de la vida!
Me encantó esta breve narración, tan cotidiana en sus detalles y con ese final inesperado.
¡Excelente¡ me hizo reir muchísimo, muy bien escrito y muy bueno el final
Muy bueno¡ me encantó este cuento y sobretodo el final y lo que supone de vida cotidiana
Es un cuento costumbrista muy cómico y excelente el gag
Querida Cristina,
Gracias por compartir este breve cuento conmigo. Siempre es un placer leer lo que tu escribes.
He estado viviendo en Estados Unidos por varios años, pero nunca he podido visitar San Francisco. Cosas que siempre he lamentado. Por fin este próximo Julio, tendré la posibilidad de ir y seguramente cuando camine por esas empinadas calles, recordaré el personaje de tu cuento.
Un saludos desde New York.
Este cuento, Cristina, tiene esa pincelada arltiana a través de la cual se reconocen personajes de nuestra cotidiana realidad. Todo un aguafuerte. Abrazo!
El absurdo de las convenciones encuentra en las calles de esa ciudad un trasfondo que lo enriquece. La autora ejercita la narración breve en clave de humor, que también remite al primer cine mudo y sus gags. Gracias por compartir.
Muy gracioso y sobretodo el final¡sorprendente de cabo a rabo¡
Me ha encantado tu cuento, Cristina, apetecible leer cada renglón, muchísimas gracias.
Lo de «viejita» es gracioso, y de eso nada, la creatividad es para siempre.
Es muy gracioso y me gusta tu estilo literario tan directo
Carlos Pierangeli
¡Estupendo! nuestra querida poeta Cristina se anima también con el cuento.
Cotidiano, preciso, breve, lo justo para ponernos en situación y dejarnos con ¡uy! y una reflexión.
Gracias, Cristina.
Carmen Menéndez
Deseo realizado del vendedor.
Es un muy buen cuento y con ese gag del final ,lo realza. Felicitaciones.
Es una sátira muy redonda, me hice reir mucho, en especial el gag y las exclamaciones finales, satitiza a los médicos también.