Sor Juana Inés de la Cruz fue una gran poeta y religiosa nacida en España en 1648 y fallecida en México en 1695; perteneció a la orden de San Jerónimo y fue una alta exponente del Siglo de Oro de las letras españolas.

Trabajó la poesía, la prosa, el auto sacramental y el teatro (desde lo místico a lo profano).

Estuvo en la corte de Antonio de Toledo y Salazar, marqués de Mancera.

Sus más importantes mecenas fueron los virreyes De Mancera, el arzovispo virrey Payo Enriquez de Rivero y los marqueses de la Laguna de Carrero Viejo, virreyes también de la nueva España.

Aprendió a leer y a escribir siendo muy muy pequeña.

Pertenece al barroco español en su etapa tardía.

Vamos a transcribir aquí, para su asociación con el psicoanálisis, un bellísimo poema suyo:

SONETO

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero
dulce ficción por quien penoso vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho
de quien triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejes burlado el lazo estrecho

que tu sombra fantástica ceñía,
poco importa burlar lazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

Sin duda un extraordinario poema, que trata sobre el fantasma, la fantasía para Freud, y el fantasma para Lacan.

El fantasma para Lacan es como una película, un recurso defensivo para no darse cuenta de la castración del Otro, es decir, una defensa que sostiene el deseo. Se caracteriza por una cualidad fija e inmóvil. Lacan acepta la versión de Freud que caracteriza el fantasma como una especie de guión que escenifica el deseo, pero hace hincapié en su costado de defensa contra la castración.

El Otro está castrado, puede fallar, pero eso no quiere decir que no exista Dios, Dios puede equipararse a la Cosa freudiana, algo mudo e inaccesible.

Recomendamos la obra de Sor Juana porque es excelente.

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