Para Sigmund Freud existen tres neurosis básicas: la histeria (que puede ser de conversión, inervaciones psíquicas en el cuerpo; o de angustia ), la neurosis obsesiva y la neurosis fóbica, para la que estudió su famoso Caso Juanito, de un niño pequeño, que tenía fobia a los caballos y fue llevado por su padre hasta Freud.

Sin embargo, para Jacques Lacan, el psicoanalista y psiquiatra francés seguidor de Freud, la fobia no es una estructura clínica que está en el mismo nivel que la histeria y la neurosis obsesiva, sino que es una vía de acceso que lleva de una a otra y que se emparenta con la perversión fetichista, dado la alta sobreestimación que se le da a un objeto, fetiche, en un caso; fóbico, en otro.

Lacan subraya la diferencia entre fobia y angustia ;la angustia hace su aparición al principio, en cambio la fobia, es una formación defensiva que trasmuta la angustia en miedo a uno o varios determinados objetos.

Añade que la fobia no se limita a representar una persona temida inconscientemente, sino a distintas personas sucesivamente.

Es correcto que el analista en la cura de la fobia, tranquilice a su paciente, pero esto es insuficiente, lo mismo que proporcionarle una explicación sobre su objeto fobígeno: la cura consiste en ayudar al paciente a elaborar todas las permutaciones significantes que presenta el objeto fobígeno (nos referimos a los miedos en el pasaje de un objeto temido a otro).

Hay que ayudar al paciente a visualizar su mito individual y todas las permutaciones de objetos y significantes que existen en él, llega un punto final, en que la fobia se disuelve.

Esto de ningún modo quita que no haya que contener la angustia del paciente y aminorarla, desde ya: hay que hacerlo y en cada sesión.

Las principales defensas de la fobia son la represión (de los objetos y de los significantes) y la evitación del objeto u objetos fobígenos; el paciente, si por ejemplo tiene miedo al mundo exterior, “evitará” salir a la calle, por el contrario si tiene miedo al encierro , se la pasará todo el tiempo saliendo.

Vemos que la fobia, de este modo, puede limitar extremadamente la vida del paciente, sobre todo si es una fobia grave, ya que el paciente puede necesitar lo que llamaremos un “acompañante contrafóbico” para sostenerse, una persona que lo acompañe a todas partes.

En las fobias también se observan “comportamientos por lo contrario”: se llaman contrafobias, y consisten en hacer todo lo contrario a lo que el miedo le impulsa, obligarse a vencer el miedo en forma exacerbada, ir en contra de él, lo que puede llevar al paciente a una huída de la realidad o a un mecanismo de defensa que se llama “huída hacia adelante”, es un mecanismo de huída hacia el futuro, perjudicial para la salud mental porque impide la reflexión consciente y la mesura.

Por último, recomendamos la lectura del caso Juanito de Freud, que está en sus Obras Completas y el análisis minucioso e interesantísimo que Jacques Lacan hace de él. Agreguemos que cabe distinguir el miedo real de la fobia: en el miedo real hay razones racionales para temer, en la fobia ,el objeto temido es fruto de la fantasía.

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