Como toda actividad cultural, el arte también está afectado, a la hora del acto creador, por la prohibición del incesto (descubierta como universal por el antropólogo francés Levi-Strauss; lo que confirmó la teoría freudiana del complejo de Edipo). Entendiendo la prohibición del incesto como un efecto del lenguaje, de la entrada en el universo del lenguaje donde el sujeto, en un comienzo se ve llevado a diferenciarse de la madre sin por eso renegar completamente de su identificación con ella.

Más tarde, la prohibición se hará extensiva al padre; el padre también aparecerá como un modelo a seguir y al mismo tiempo como una figura con la que está prohibido identificarse por completo, ya que ésto equivaldría a un permiso para mantener relaciones sexuales con la madre (según el mito de Edipo) o lo que es equivalente a un retorno a la fase indiferenciada con ella.

Esta prohibición apuntala el hecho de que el deseo del sujeto se sostenga y éste pueda diferenciarse de sus congéneres, es decir, le permite mantener, por un lado, “el cordón umbilical”(identificación con el semejante) con sus congéneres, al mismo tiempo que se diferencia de ellos.

De ahí que el mandato de la prohibición del incesto a veces se resuma con los términos: serás como tu modelo-no debes ser como tu modelo enteramente.

En el acto creador, se vuelve a poner en marcha este mandato (que en realidad siempre está vigente), por así decirlo, y el artista se ve llevado a abordar el vacío de identificación con sus modelos aunque, creemos, sin perder completamente ésta referencia; pero el oficio no es suficiente para crear una obra, es necesario que los deseos (dimensión ética) del artista den un paso más allá de la identificación, de allí que la angustia siempre se haga presente en algún momento del acto creador.

No hay creación sin angustia, ya que el artista en esa especie de momento de orfandad de identificación no se reconoce aún en lo creado, así como el sujeto no puede reconocerse en donde es.

Estamos refiriéndonos a un auténtico acto creador, que produce una innovación, un salto a nivel de la tradición aunque parta de ella. El hecho de desoír lo conocido, la tradición implica de por sí una suerte de lanzamiento a un vacío donde no se puede saber de antemano qué y cómo se va a surgir.

Si anotamos la importancia de la prohibición del incesto en relación al acto creador es porque, entre otras cosas, queremos hacer notar que el acto creador no consiste en una mera transgresión, no es una transgresión, transgresión en la que habría puro placer y diversión y no pasaje por la angustia (carencia de identificación); por el vacío de identificación que da lugar a la emergencia de un nuevo significante, es decir, en la obra simplemente transgresora se trata de diversión y no de acto creador que pone realmente en tela de juicio a los referentes.

Nuestra época, si pensamos sobre todo en la televisión, abunda en “obras” transgresoras, pero éstas no dan lugar a ningún mensaje nuevo acerca del mundo, ni cuestionan a fondo algún aspecto de la realidad, sino que, estas supuestas obras o supuestos actos creativos coadyuvan a la hipnotización reinante en la masa, que como quiere el fascismo, se expresan , pero no luchan a fondo por sus derechos, a veces ni llegan a reconocer cuál es la realidad en la que viven.

Por tanto no es suficiente conque una obra “exprese”algo para considerar en ella la existencia de un real acto creador, sino que, es necesario que la obra “abra un mundo nuevo” o desenmascare un aspecto velado de la realidad que provoque en el espectador un cambio a nivel de los significados del mundo que lo mantienen coagulado o hipnotizado en un determinado lugar.

A ésto, creemos, se refieren los autores, artistas sobretodo, que han señalado la importancia de que el espectador de la obra de arte, participe activamente en ella.

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