Todos hemos oído hablar alguna vez de éste mecanismo psíquico que a veces se confunde con el de la sublimación, sin embargo, son bien diferentes.

En la idealización, se llevan a la perfección las cualidades y valoración del objeto, es lo que vemos en la sobreestimación sexual, por ejemplo. Pero no sólo se da con lo sexual, se puede idealizar de una forma donde no intervenga directamente lo sexual.

La idealizacion se conecta, según Freud con el narcisismo, mientras que en la sublimación, se produce un desvío de la sexualización hacia un fin cultural.

El fin de la idealización no es cultural, sino el de mantener una ilusión narcisística a través del objeto idealizado.

Su contracara es la desvalorización, que Freud trabaja en su escrito “Sobre una degradación general de la vida erótica”, cuya lectura recomendamos. Allí, se denigra y subestima el objeto.

Pero hay que añadir que la idealización, sobre todo de los padres en la infancia, ayuda a construir los Ideales de la persona, aunque aún en éste caso se halla fuertemente marcada por el narcisismo.

En la clínica, es fundamental señalar al paciente sus idealizaciones y desvalorizaciones, como una construcción que lo engaña y le viene dada por su narcisismo (líbido inclinada sobre el Yo), también hace que se auto-engañe y viva en un mundo completamente ilusorio.

Esto es muy importante en el tratamiento sobre todo con adolescentes, ya que tienden a idealizar en política y volverse ciegos y fanáticos, corriendo y haciendo correr peligro a sí mismo y a los demás.

No hay que confundir la idealización con el Ideal del Yo, que todos tenemos; el ideal es como un impulsador que nos lleva a alcanzar metas en la vida, generalmente muy provechosas, en cambio la idealización nos lleva a distorsionar la realidad, lo mismo que la desvalorización.

El papel defensivo de la idealización ha sido señalado por diversos autores, en especial por Melanie Klein, la psicoanalista inglesa.

Según ella la idealización constituye una defensa contra las pulsiones destructivas, con lo cual se produce una escisión ( separación) entre el objeto bueno idealizado y dotado de todas las cualidades y el objeto malo cuyos rasgos perseguidores pueden ser llevados al paroxismo.

Por último, vamos a añadir que cierto grado de idealización del objeto amoroso es saludable, ya que evita su degradación y sostiene el vínculo amoroso en forma positiva.

Hay que re-leer el trabajo de Freud sobre El Narcisismo.