Freud descubre muy tempranamente que en la asociación libre de ideas que él le propone al paciente, hay , en un determinado momento una interrupción, un obstáculo y lo llama resistencia a continuar el análisis.

Es una resistencia que él atribuye a no querer movilizar el material y no querer rememorar el pasado por temor a los afectos que pueden desencadenarse. Freud trabaja esas resistencias del paciente con mucha cautela, ya que forzarlas sería completamente dañino para la cura.

Pero Freud también habla de la resistencia al psicoanálisis como tal : a no querer tomarlo como un método terapéutico que aspira a la cientificidad, aunque nunca será una ciencia debido a que trabajamos con la subjetividad.

Pero el psicoanálisis se ha basado y se sigue basando en reflexiones sobre observaciones clínicas desde la más tierna infancia, y, en este sentido es que decimos que aspira a la cientificidad. También se basa en los efectos terapéuticos sobre las neurosis, perversiones y psicosis, en sus éxitos terapéuticos, que son muchos, sobre todo a nivel de las neurosis.

En la actualidad, continúa habiendo resistencias al psicoanálisis: que si es muy largo (sin tener en cuenta que la mente tiene límites y la enfermedad del paciente años), que si es muy costoso (sin tener en cuenta el esfuerzo , el tiempo del analista, el costo que le ha insumido su formación, etc. ).

Pero la resistencia fundamental al psicoanálisis es que al sujeto no le gusta verse confrontado con su carencia y con la del otro, no le gusta ser cuestionado.

Volviendo a la resistencia en sentido estricto: para Lacan, la resistencia es imaginaria y necesaria porque es el reducto conque el paciente se defiende de la sugestión, aquí, en el respeto a las resistencias es donde el psicoanálisis se diferencia de la sugestión.

Para Lacan la resistencia no se debe a una mala voluntad del paciente sino a una incompatibilidad estructural entre el deseo y la palabra (sabemos que el deseo escapa a la palabra).

Cuanto más se refuerza el Yo, más resistencia hay, de ahí que no haya que reforzarlo.

Se trata de respetar el tiempo del paciente, sus obstáculos, su no querer sugestionarse ni ser sugestionado, etc.

Nunca hay que forzar la resistencia, sino simplemente notar que el paciente no puede ir más rápido.

Para Freud, la resistencia era una especie de derivado de la represión, como un representante de la represión, y se trataba de trabajarlas para poder hacer consciente lo inconsciente.

Para Lacan hay un residuo de resistencia que nunca se puede superar y es mejor que sea así, porque si no el paciente sería un ser totalmente sugestionable.

Remontémonos a cuando Freud estudiaba la hipnosis, que es uno de los más destacados ejemplos de sugestión: si se le daba la orden al paciente de matar a alguien o hacer un gran daño, el paciente hipnotizado, no lo hacía.

De este modo se comprueba, para concluir, que siempre hay un residuo de resistencia necesaria para la autoconservación y para la conservación del semejante.

Por eso, cuando un paciente que sabemos no esta curado en absoluto, quiere dejar el tratamiento, debemos respetar su decisión: nada podemos hacer, mas que esperarlo, se trata de una resistencia.

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