En los comienzos del psicoanálisis, a Freud, sus pacientes histéricas le relataban escenas en las que habían sido abusadas o seducidas sexualmente con todas sus consecuencias traumáticas, y por supuesto Freud siempre supo que esta cuestión puede ser verdadera.

Pero en 1897, Freud se desilusiona de sus pacientes porque se da cuenta que muchos de esos relatos corresponden a escenas fantaseadas por el paciente y no a hechos reales; de este modo, tenemos pacientes que realmente han sido abusados y otros, que tienen distorsionados por el fantasma sus recuerdos infantiles.

De este modo, parece que el fantasma se opone a la realidad, pero no es así, para el psicoanálisis la realidad no es un hecho puramente objetivo sino que esta construida discursivamente.

El fantasma es uno de los conceptos claves del psicoanálisis.

Freud va a hablar de varios tipos de fantasma, pero rescata 3 originarios: el de seducción, el de castración y el de la escena primaria ( coito entre los padres) y va a decir que son inconscientes, y determinan al sujeto.

Laca dedica su seminario “La lógica del fantasma” (1966-67), a éste tema, al que le da una importancia central en la cura: el paciente debe atravesar su fantasma inconsciente fundamental (que es lo que sostiene su deseo y determina su forma de gozar) para poder curarse. Al comienzo de la cura, el fantasma es muy difícil de ser visualizado por el analista, éste lo va a tener que ir descubriendo y analizando pormenorizadamente.

El fantasma, para Lacan, es una DEFENSA contra la castración, es el modo en que el sujeto se defiende de la castración del Otro, de ese “¿que quiere el Otro?” que lo interpela.

Al final de la cura el sujeto tiene que haber cambiado en parte su forma de defenderse, de gozar y de sostener su deseo, ya que el fantasma es lo que le permite al sujeto sostener su deseo.

Lacan critica la teorización Kleiniana del fantasma, ya que sostiene que para Klein el fantasma es sólo un producto imaginario, olvidando su estructuración simbólica: el fantasma no es una simple imagen, producto de algo ilusorio de la imaginación, sino que depende de una estructura discursiva.

Sin duda, el fantasma distorsiona la realidad, pero no está radicalmente separado de ella, tiene una estructura simbólica, discursiva, significante.

Los fantasmas fundamentales más comunes son: el de prostitución, el de Don Juan (típìco de las mujeres), el de la madre Fálica, el de la Libertad, etc.

Para concluir, vamos a recalcar que es crucial para la curación, que el paciente atraviese varias veces el fantasma inconsciente fundamental, el que sostiene su deseo; que Lacan matematiza con la fórmula Sujeto barrado, rombo, “a”.

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