CONFERENCIA DICTADA EN AZUL, Buenos Aires,Argentina,en marzo de 2014

 

Se trata de un tema enormemente complejo, así que he estado buscando el modo de sintetizarlo, para no extenderme demasiado, sin caer en un exceso de simplificación, aunque temo que esto sea inevitable.

La del amor, es una cuestión muy trabajada durante la antigüedad clásica, y continúa siéndolo en todas las épocas, no solo con Petrarca o el romanticismo del siglo XIX.

Es Empédocles el primer filósofo que utilizó la idea del amor en sentido cósmico-metafísico como principio unitivo del universo y en oposición al concepto de conflicto o lucha.

Desde entonces nos acostumbramos a decir que el amor es un afecto que hace de dos, uno.

Para orientarme voy a recurrir a la literatura y al psicoanálisis.

Todos hemos oído decir a la pareja de amantes cosas tales como”me parece conocerte desde siempre”, o también, “tenemos los mismos gustos, pensamos lo mismo”, o frases y diálogos que aluden en forma directa a lo que el psicoanálisis denomina la estructura narcisística del amor (entendemos por narcisismo el amor dirigido a uno mismo): verse en el otro, amarse a través del otro…Si parece que nos conocemos desde toda la vida, ¿no es, acaso,  porque me estoy refiriendo a mí misma/o?

Pero también estas frases se dirigen a otro que no soy yo y con el que gozo en el acto de dar. Gozo con el don.

De modo que aquí entra a jugar la diferencia indispensable para que la ilusión de fusión se mantenga como tal: similar al proceso de identificación, su paradoja es que debe haber diferencia para que haya identificación.

Para el psicoanálisis el amor es ésta ilusión de fusión con el otro, en la que se pone en marcha no tanto un orden, sino un desorden que es el deseo de dos.

Tal vez, si puede hacerse,  ésta sería la diferencia con la pasión (o entre el amor y la pasión) donde en la pasión es uno quien padece el deseo del otro y se somete a él. Pasión, para ser precisos, viene del verbo padecer.

Comencemos por el nivel descriptivo, y veamos como la describe Safo, la poeta griega del amor.

Leeré el fragmento de uno de sus poemas (para algunos historiadores, la fundadora del lesbianismo como grupo social, que influyó sobre toda la generación de poetas que la sucedieron desde Grecia a Roma).

Dice así:

 

Me parece igual a los dioses

aquel hombre es, el que sentado

frente a ti, a tu lado, tu dulce

voz escucha

y tu amorosa risa. En cambio

en mi pecho el corazón se estremece

apenas te miro, la voz

no viene más hacia mí

 

 la lengua se me inmoviliza

un delicado incendio, corre bajo mi piel,

no ven ya mis ojos

y zumban mis oídos

 

el sudor me cubre, un temblor

se apodera de todo mi cuerpo y tan pálida

como la hierba no muy lejana a la muerte

me parece estar…

 

pero todo debe soportarse si es así es…

Safo. (fragmentos)

 

Otro punto a considerar, sumamente importante, es que precisamente porque el amor es imaginario, es fundamental e influye en la vivencia de él, lo que se dice acerca de él, lo que desde toda la historia se ha dicho de él, ya que la subjetividad contemporánea y por tanto la vivencia del amor, no surgen de un día para el otro o no son algo dado, sino que hay en juego una construcción histórica. Borges lo define muy bien en este poema, no sin cierta ironía.

Poema que alude al prestigio del amor, prestigio que a su vez se vincula con el hecho de la existencia de la humanidad (Alain Badieu, filósofo francés, autor de “El Ser y el Acontecimiento”, llega a decir que no habría humanidad sin amor).

 

INFERNO,V,129

Dejan caer el libro, porque ya saben

que son las personas del libro.

(Lo serán de otro, el máximo,

pero eso que puede importarles)

Ahora son Paolo y Francesca,

no dos amigos que comparten

el sabor de una fábula.

Se miran con incrédula maravilla.

Las manos no se tocan.

Han descubierto el único tesoro;

han encontrado al otro.

No traicionan a Malatesta,

porque la traición requiere un tercero

y solo existen ellos dos en el mundo.

Son Paolo y Francesca

y también la reina y su amante

y todos los amantes que han sido

desde aquel Adán y su Eva

en el pasto del Paraíso.

Un libro, un sueño les revela

que son formas de un sueño que fue soñado

en tierra de Bretaña.

 

Otro libro hará que los hombres,

sueños,también, los sueñen.

(de “La Cifra”,de Jorge L.Borges).

 

Los primeros versos subrayan la importancia del reconocimiento, es decir, el narcisismo que hay en juego en todo amor. En este sentido,el amor comparte su estructura con el deseo: que es deseo de ser deseado.

Deseo de ser reconocido.

Los amantes de Borges, reconocen su amor, al reconocerse en otros (Paolo y Francesca) más que al reconocer la amistad que los une.

Y esa es la ironía de Borges: que es más verdadero el sentimiento al reconocerse como personajes de un libro, que al registrar la realidad de su relación. Lo que parece más verdadero es precisamente lo más imaginario.

Con lo que Borges pone en cuestión, la casi siempre estéril discusión entre lo que es verdadero amor y lo que es falso. Porque supera esta dualidad al participar lo ficticio de lo verdadero. Para Borges, el amor sería una ficción verdadera.

Pero la diferencia latente que hace atractivo al otro o a la otra del amor, es también fuente de una agresividad latente en todo amor, debido a su carácter narcisístico, que podemos inferir en éste poema de Alejandra Pizanik.

En los primeros versos, la autora se refiere al otro como una temible sombra.

Sombra que también equivale a la imagen del propio yo, a la imagen especular con la que desde la primera infancia se mantiene una relación de tensión a causa de la diferencia entre su completud y la vivencia de cierta invalidez, que el niño siente respecto a sí mismo (diferencia que es causa de la tensión agresiva entre el cuerpo y y el yo, entre el yo y el otro, representado por esa imagen).

Por eso, el otro no solo podrá ser mi propia sombra, sino que me hace sombra y que explica las transformaciones del amor en odio, así como los síntomas de la melancolía.

El poema dice así:

 

ESTAR

Vigilas desde este

cuarto

donde la sombra temible es la tuya.

 

No hay silencio aquí

sino frases que evitas oír.

 

Signos en los muros

narran la bella lejanía.

 

(Haz que no muera

sin volver a verte).

(extracción de “La piedra de la locura”, 1968)

 

Podríamos decir, que la “bella lejanía” es la referencia a esa Nada que amamos en el otro, esa Nada que le hace decir a Lacan que el amor es “dar lo que no se tiene a un ser que no es”, refiriéndose a que no es Todo, es decir, a la carencia de ser en los seres humanos, a su incompletud.

Lacan va a dedicar el seminario Nº 8 al amor (particularmente al que se dirige al analista) partiendo de “El Banquete”de Platón, donde Diótima, habla del amor y se hace referencia a que éste sería hijo de la riqueza y la pobreza. De aquí va a partir su famosa fórmula”dar lo que no se tiene a un ser que no es”.

Son muchas las preguntas que quedan abiertas, entre ellas si hay una diferencia entre amor y pasión.

Comúnmente denominamos pasión al amorque se asocia a un intenso deseo sexual, pero también, la pasión aparece en la historia del psicoanálisis asociada a la patología, pasión que hace de su objeto algo que obtura el vacío que produce la incompletud humana, es decir, la castración como universal.

Otro modo de definir la pasión, sería: aquello que ocurre cuando el deseo de uno de los amantes por ser por estructura, deseo de ser deseado, cae en un completo sometimiento al deseo del otro, otro que obtura,su apertura al mundo y su reconocimiento de la incompletud.

Pero al decir esto, debemos señalar si tal diferencia entre amor y pasión es tan tajante como parece, pues el amor conlleva esa tendencia de cierre hacia el mundo.

 

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