Jean Nicolas Arthur Rimbaud nació en Francia en 1854 y murió en 1891.

Dejó, a los 19 años, la literatura (por un tiempo), para emprender un largo viaje por Europa y Africa, ya que para él, ateo y salvaje, el poeta debía desarreglar todos los sentidos.

En 1865 entra en el Colegio donde destaca como un alumno superdotado y obtiene los primeros premios en literatura y lenguas.

A los 15 años huye de la vigilancia materna asfixiante con la intención de irse a París; pero como no tenía billete, acaba en la cárcel de la que luego huye.

Por una carta enviada a Verlaine, este le envía un boleto para ir a París, impresionado por su talento.

Llevaba una vida disoluta de vagabundo, ebrio de alcohol y hachís, y así, escandalizó a la elite parisina.

En 1873 escribe su famosa «Una temporada en el infierno» (cuya lectura recomendamos) donde se muestra entre simbolista y decadentista, contra el romanticismo.
Su influencia en la posteridad es notable, sobretodo en los surrealistas.

Vamos a transcribir aquí uno de sus poemas que es una gran ironía:

Sensación

En las tardes azules del verano,
por los rastrojos picoteado,
iré por los senderos a pisar la menuda
hierba, y entre mis pies
sentiré, soñador, su frescura, dejando
que el viento bañe mi cabeza desnuda.

No diré nada, en nada pensaré:
el amor infinito me subirá hasta el alma
y me iré lejos, lejos, como un bohemio cualquiera
por la Naturaleza-tan contento
como una hembra.

Podemos apreciar que el poema no busca la belleza sino que ironiza sobre la ignorancia más suprema: la de un amor que no permite conocer el odio y por lo tanto obtura la reflexión, el pensamiento.
Pero en realidad el odio , que es lo que hace posible salir de la nebulosa, es el reverso del amor. Lacan dice que hay que «leer» con odio, en ello radica la lucidez, si amamos demasiado y sin odio no podemos pensar.
Alguien podría pensar que Rimbaud era machista ya que dice «tan contento como una hembra», pero notemos que no dice «mujer» sino «hembra».
El amor, para Lacan está dirigido al Saber, y no hay saber a alcanzar si no se lee con odio, es decir defenestrando lo que uno lee.

Rimbaud es clave para entender la caída del romanticismo, al igual que Baudelaire (léase el prefacio de Baudelaires llamado «Al lector» de su libro «Las flores del mal»), gran escritor, lleno de audacia y talento quien dijo en uno de sus versos «encontré a la belleza y la cubrí de insultos». Es toda una declaración de principios.