Este gran poeta argentino, nació en la ciudad de Mar del Plata en 1955. Es escritor, docente e investigador universitario y dirigió la revista La pecera hasta el 2009.
Ha escrito varios libros y ganó, entre otras distinciones, el premio de poesía del Fondo Nacional de las Artes en el año 2000; el premio Municipal Alfonsina Storni a la creación literaria en el 2004 y el premio Lobo de Mar en el 2005.
Hemos elegido un bello poema de su libro “ 21 gramos” (que es, como la película, el peso del alma, que perdemos al morir), dice así:
“Perdoname, estaban muy ricas,
tan dulces y tan frías”
(William C. Williams)
¿Este sabor de boca
entre ácido y algo dulce de una ciruela
no fue igual hace ya más de tres mil años?
Uno no sabe cómo explicar finalmente
esto que queda de la hinchada redondez
con que se llenó tu mano
ni tampoco ese “duro deseo de durar”
que resiste la copia de su podrida carne.
Una ciruela morada, casi negra
no es capaz de contener el universo.
No podrá hacer que nada cambie.
Ese sabor sólo es una continua pausa
en que tropiezan la culpa y el amor.
Se trata de una ciruela que devoramos, pero también de la carne humana ( como metáfora, esa que se pudre y que tenemos prohibido devorar, de ahí la referencia a la culpa).
El poema rescata “ese duro deseo de durar” algo que hacemos hace más de tres mil años ( en psicoanálisis la repetición), pero indirectamente pone el tabú del canibalismo en el centro de él, como “Lo Sagrado” en psicoanálisis, “lo sagrado” es la prohibición de comer la carne del semejante, y el impulso a hacerlo, junto a los deseos de asesinato hacia los padres en la infancia, el origen de la culpa, que tiene que cargar todo ser humano.
El bellísimo último verso, que es un gran verso: “Ese sabor es sólo una continua pausa, en que tropiezan la culpa y el amor”, nos muestra la condición humana: sujeta a la culpa, al hambre y al amor, como cuestiones básicas.
Culpa, porque todos tenemos Superyo, que nos hace de “grillo”, nos hace sentir culpables, justa o injustamente. El amor, porque es básico para la vida del hombre, sin amor no podría vivir. Lo mismo ocurre con el hambre y su tabú: el canibalismo.
En el título del poema hay una referencia al gran poeta inglés William Carlos Williams, cuya lectura, así como la de toda la obra de este gran poeta argentino, recomendamos.
Gracias por recordar al poeta Osvaldo Picardo, bella poesía e interesantes conclusiones !!!
No sé si existe «ese duro deseo de durar», pero el poema es muy bello.
Un descubrimiento para mí este excelente poeta argentino, muy hermoso el poema y muy profundo, sin duda se nota la influencia de William Carlos William el poeta-medico inglés, gran poeta. Interesantísima la interpretación psicoanalítica.
Argentina parece un país de poetas: este por ejemplo es un gran descubrimiento para mí. Bellísimo el poema, fresco y profundo. Muy interesante la articulación con el psicoanálisis.
El descubrimiento de nuevos poetas, sirve a la autora para reflexionar sobre la condición humana y la sublimación, otra vez, a traves de la creación artística. Esa que nos permite hablar de culpas, canibalismos y frutos deliciosos que se pudrirán si no son comidos. Como nosotros mismos. Breve e intenso artículo.
«Ese duro deseo de durar»: hermoso verso, su contenido, y la aliteración de su forma implican la repetición. Muy buena la asociación con el concepto psicoanalítico.
No conocía a este poeta. El texto elegido (muy bello) y la interpretación referida a la culpa y al amor, como componentes básicos del poema, constituyen una invitación a leer su obra .
«Su carne podrida» , es verdad que es una metáfora de la condición del hombre, muy bello poema. No conocía a este poeta pero quedé encantada y voy a conseguir su obra. Excelente análisis desde el punto de vista freudiano.
Gracias por este descubrimiento de un excelente poeta argentino; muy bueno el análisis de Lo Sagrado en el poema y de la condición del hombre para el psicoanálisis. Felicitaciones.