El gran músico Gustav Mahler nació en la Rca. Checa (ex Bohemia) en 1860 y murió en Viena en 1911.

Fue compositor y director de orquesta austríaco y sus composiciones son las más importantes del posromanticismo, tal vez pueda decirse que es el último romántico en música clásica.

Se graduó en 1878 en el Conservatorio de Viena y llegó a la dirección de la Opera de la Corte de Viena.

Mahler fue un judío que se convirtió al catolicismo y sufrió la hostilidad de la prensa antisemita.

Como compositor se centró en la forma sinfónica y en el lied (canciones) y fue un gran innovador, prolífico y original.

Dentro de sus bellas creaciones cabe señalar las «10 sinfonías», de las cuales vamos a tomar una parte de la quinta sinfonía para comenzar nuestro análisis.

Si bien su origen fue humilde, llegó a tener una villa veraniega en Maiernigg.

En 1901 conoció a la compositora Alma Schindler con la que se casó muy apasionado en 1902; Alma tenía 19 años menos que él y tuvieron 2 hijas. Las composiciones de Alma también tienen su importancia.

Sufrió la muerte prematura de su hija María.
Estuvo de gira por Nueva York y cuando volvió a Europa, muy deprimido, buscó el apoyo de Sigmund Freud que parece fue provechoso.

De la quinta sinfonía tomamos una parte bellísima y muy melancólica que es el Adagietto.Sehr langsam (Adagietto significa «no tan lento como el Adagio; el adagio es un movimiento lento, más lento que el «andante» y más rápido que el «largo») pertenece a la tercera parte de la sinfonía. Es la música que circula en el bellísimo film de Luchino Visconti «Muerte en Venecia» y suena a esa decadencia, tristeza y melancolía que poseen las calles de Venecia y la historia narrada.

Este Adaggieto expresa a la perfección el estado de pérdida de objeto, de duelo, con sus etapas de: tristeza, rabia, depresión y puesta del objeto perdido en otro lugar ( al final del adaggieto hay un «crescendo» que lo expresa).

Pocas composiciones de la música clásica demuestran mejor este estado mental de pérdida del objeto de amor o querido, con la tristeza que conlleva y la depresión subsiguiente.

Freud se refiere a este tema en su trabajo «Duelo y melancolía» que recomendamos que lean. A diferencia de la melancolía donde el objeto perdido no puede sustituirse , en el duelo sí puede: el adaggieto representa mejor este estado de duelo por la pérdida, y su elaboración psíquica.