La noción de Ley es utilizada por Lacan, siguiendo al antropólogo francés Claude Lévi-Strauss y no aparece en la obra de Freud, que todavía no conocía la antropología estructural y sus investigaciones, salvo una excepción que mencionaremos más adelante.

Para Lacan, la Ley no es una parte de la legislación particular, sino los principios fundamentales que subyacen en toda las relaciones sociales.

Es el conjunto de principios universales que hacen posible la vida social y las estructuras que gobiernan las formas de intercambio social, sea el hecho de regalar, la prohibición del incesto, las relaciones de parentesco, o el modo de conformación de pactos.

En razón de que la comunicación es la forma de intercambio principal, la Ley es lingüística, es la Ley del significante, de la palabra.

¿Qué esta estructura legal-linguística? Ni más ni menos que el Orden Simbólico, el orden que caracteriza a los seres humanos y lo diferencia de los animales cuyo orden es fundamentalmente el natural.

Por ej. ,la Ley regula las relaciones sexuales, hace que se prohíba el incesto, en cambio en los animales éstas relaciones no están reguladas. Cada época conllevará una regulación diferente, pero siempre hay y hubo Ley que regula las relaciones sexuales. En los humanos, las relaciones sexuales nunca fueron “naturales”.

En el Complejo de Edipo, la prohibición del incesto la impone el padre.

Por un lado, tenemos “Totem y Tabú” de Freud, un mito en el que el padre de la Horda Primitiva es el poseedor de todas las mujeres y el grupo de los hermanos-hijos lo mata para que las mujeres no caigan en manos de un único poseedor que impone la Ley. Allí , en éste texto, Freud se anticipa a lo que en Lacan va a ser el orden de la ley. Este padre que es la Ley y no está incluído en ella, tras su asesinato, va a estar incluído en ella. Es el pasaje del 2º tiempo del Edipo (Padre Idealizado), al tercer tiempo: Padre que impone la Ley pero él mismo está incluído en ella (Padre simbólico).

El vínculo entre la Ley y el deseo es dialéctico: el deseo es el reverso de la ley; la ley pone límites al deseo, pero al mismo tiempo lo crea al imponer la interdicción. El deseo es de transgresión, es esencialmente transgresor, y para ello es necesario una prohibición; como en el sueño de la hija de Freud a la que Freud le prohíbe comer fresas la noche anterior y ella sueña conque come fresas.

El deseo surge de la regulación, es creado y no anterior a la Ley, de ahí que haya un estrecho vínculo entre los dos; en realidad, al prohibir el deseo, no se hace más que salvaguardar al sujeto de lo imposible, ya que la realización del deseo es imposible.

Recomendamos la lectura de Claude Lévi-Strauss “Las estructuras elementales de parentesco” y también, anticipatoriamente, la de “Totem y Tabú” de Sigmund Freud, así como los textos de Lacan.