J.C. Friedrich Holderlin ( Alemania 1770-1843 ) nació en el seno de una familia burguesa protestante.

Las ideas de la Revolución Francesa lo alejan del protestantismo, pese a haber estudiado teología y mitología clásicas.

Fue un gran escritor y poeta alemán lírico que tuvo encuentros con Goethe, Novalis y Schiller con los que mantuvo relación. Fue, además, amigo de los grandes filósofos Hegel y Schelling a partir de 1791.

Su poesía se encuadra dentro del romanticismo alemán, es bella, mítica y traduce el estado de una época de grandes convulsiones sociales y políticas.

Lamentablemente acabó ingresado en un manicomio con un posible diagnóstico de esquizofrenia.

De sus obras poéticas se destacan “Las grandes elegías”, “Odas” y “Cánticos”; además de excelentes novelas en su haber.

Hemos escogido un hermoso poema para analizarlo a la luz de Freud, depurado y profundo poema:

 

 

Canción al destino de Hiperión

 

 

Vosotros paseáis allá arriba ,en la luz,

por leve suelo, genios celestiales;

luminosos aires divinos

ligeramente os rozan,

como la inspiradora con sus dedos

unas cuerdas sagradas.

 

Sin destino, tal dormido niñito,

alientan los sagrados seres;

púdicamente oculto

en modesta corola,

florece eternamente

para ellos el espíritu;

con pupila beata

miran en la tranquila

claridad inmortal.

 

Mas no es dado a nosotros

tregua en paraje alguno;

desaparecen, caen

los hombres resignados

ciegamente, de hora

en hora, como agua

de una peña arrojada

a otra peña, a través de los años

en lo incierto, hacia abajo.

 

 

 

Este bello poema sobre la diferencia de los dioses y los hombres , inmortales unos, mortales los otros, nos lleva a pensar en lo que Freud dice de que la Cultura es impotente frente al destino del hombre con su ser mortal y su retorno a la naturaleza, a lo inanimado.

En el poema los hombres caen “como agua”, “en lo incierto”, la falta de certidumbre del hombre respecto a su destino a excepción de saberse mortal. Así comparte con Freud esta idea, con la salvedad de que para Freud no hay registro de la propia muerte en el inconsciente.

Pero el hombre aparece resignado tanto en Holderlin como en Freud, porque su consciencia sí sabe de su ser mortal y de la incertidumbre respecto al futuro. Comparte también con Freud , que el hombre no tiene tregua, ya que ha perdido el paraíso.

Recomendamos leer toda la obra de uno de los más grandes poetas en lengua alemana, su romanticismo es de un estilo y singularidad aún hoy vigentes, pese a tanto tiempo transcurrido.