Freud descubre que el médico o el analista tienen una influencia marcada, con una carga de sugestión (que hay que trabajar en el análisis), en los pacientes. El paciente desplaza sobre la figura del médico o del analista, actitudes, recuerdos, comportamientos y sentimientos del pasado, sobre todo del infantil; es una manera de repetición desplazada y vivida como actual del pasado sobre el presente con el analista. Este suceder se transforma en el motor de la cura, ya que a través de la transferecia podemos interpretar las fijaciones del paciente a su pasado y curarlo “in vivo”.

Para Lacan la transferencia supone un Sujeto Supuesto al Saber, es decir, el paciente le otorga al analista una posición como que el analista sabe sobre su inconsciente, cuando en realidad el analista al principio no sabe nada, lo va sabiendo a medida que avanza el tratamiento. El paciente cree, más allá de los saberes teóricos, que el analista ”Sabe”, y de sus contenidos más reprimidos.

Freud denominó transferencia positiva (algunos autores le agregan el “sublimada”, ya que no es erótica) a la que empuja la cura, a los sentimientos buenos o cariñosos del paciente hacia el analista.

Y transferencia negativa u hostil, a los sentimientos del tipo del odio que se sienten hacia el analista. Estos sentimientos es muy probable que aparezcan al final de la cura, ya que el analista ha movilizado la homeostasis del paciente y esta movilización y desilusión generan odio. Pero no siempre es así, el análisis puede concluir en una ligera depresión sin odio.

Por otro lado está la transferencia erótica, que es cuando el paciente se enamora del analista, Freud asegura que se trata de una forma de resistencia a continuar la cura, y que en el fondo esconde sentimientos hostiles, y que de ninguna manera hay que satisfacerla: a esto se le llama regla de abstinencia, el analista no debe tener ningún contacto o relación sexual con su analizante porque sería muy perjudicial para él.

Al principio, Freud dice que la transferencia no es más que un caso particular del desplazamiento del afecto de una representación (significante) a otra. Si es elegida la representación del analista , ello se debe a que el analista constituye una especie de “resto diurno”, como en los sueños, sobre el cual se apoyan y desplazan los afectos.

La transferencia es una reimpresión, reproducción de las mociones y de los fantasmas inconscientes que deben ser analizados en la cura, cuando esto sucede, se producen grandes reordenamientos en el inconsciente del paciente y , al final, cuando la transferencia tiende ya a ser curada y diluirse, se produce la curación definitiva.

La curación depende de la caída del Sujeto Supuesto al Saber, pero es importantísimo que esto no sea apresurado, ya que si no el paciente se va a buscar a otro lado ese Sujeto Supuesto al Saber y así puede hacerlo varias o un montón de veces, sin conseguir la curación.

Entonces, desde el punto de vista clínico, es positivo que el analizante nos desplace el Supuesto Saber, ya que es a través de ello que vamos a ir progresando en su curación, hasta el final, donde se disuelve.

El Sujeto Supuesto al Saber quiere decir también que suponemos un sujeto inconsciente, que a ese sujeto (que no tiene un autoconocimiento) le suponemos un Saber.

Por otra parte, la transferencia, en sentido amplio, puede establecerse y de hecho lo hace, con cualquier persona del entorno del paciente, pero allí no hay posibilidad de interpretación y de cura.