La agresividad es una cuestíon central que el psicoanalista francés, continuador de Freud, Jacques Lacan, desarrolla en sus ensayos desde 1936 y principios de la década de 1950.
La trabaja fundamentalmente en El Estadio del Espejo, como algo imaginario, a diferencia de Freud para el que la agresividad derivaba de la pulsión de muerte volcada hacia afuera, lo cual la sitúa en un plano simbólico.
Lacan traza una diferencia entre agresividad y agresión;ésta última se refiere a los actos violentos, a la violencia.
Así Lacan retoma el concepto freudiano de ambivalencia de los afectos, interdependencia de amor y odio, así como transformación de amor en odio y de odio en amor; que él considera uno de los descubrimientos fundamentales del psiconálisis.
Lacan ubica la agresividad en la relación del yo con el semejante.
En El Estadio del Espejo ( de los seis meses al año y medio) el niño ve su reflejo como una totalidad, en contraposición con la falta de coordinación neurológica del cuerpo real, es decir, en contraste con la incompletud del cuerpo.
Este contraste es experimentado como una tensión agresiva entre la imagen especular y el cuerpo real, ya que la completud de la imagen parece amenazar al cuerpo con la desintegración y fragmentación.
La identificación consiguiente con la imagen especular implica entonces una relación ambivalente con el semejante, que involucra erotismo y agresión.
Esta “agresión erótica” subsiste como una ambivalencia fundamental que subyace en todas las formas futuras de identificación y constituye una característica esencial del narcisismo. De modo que el narcisismo puede pasar fácilmente del autoamor extremo al polo opuesto de la “agresión suicida narcisista”.
Vemos que para el psiconálisis no hay relación idílica con el semejante, pero también es cierto, que en el transcurso de la cura analítica, tras trabajar la transferencia (vínculo del paciente con el analista) negativa,ésta agresividad puede atemperarse decisivamente y el sujeto tener relaciones mucho más armónicas con sus semejantes. P.ej. Relaciones de amor armoniosas y en las que solo rara vez aparezca la agresividad.
Esta es una de las tareas cruciales que se propone la cura analítica.
Excelente y brillante análisis de la relación erótico – agresiva con El Otro. Me pregunto si ello no estará presente también en la violencia de género.
Brillante análisis de la relación con el semejante, sobretodo para nosotros los psicólogos
Muy didáctica exposición de esa inextricable y enigmática relación entre amor y odio. Eso que ya algún tango intuyó alguna vez: «…rencor, tengo miedo que seas amor».
Avanzando en el terreno de la poesía, el psicoanálisis también se le atrevió a este cenagal. Y para mentes inquietas y curiosas, con las pistas necesarias donde hurgar en la biblioteca.
Muy buen artículo, claro y riguroso
Me parece muy adecuado el enfoque, riguroso y preciso que aclara la cuestión de la violencia fundamental intrincada en la ambivalencia de los afectos y que mejora con el trabajo de la cura analítica, lo cual alienta su continuidad. Mi enhorabuena.
Ricardo Tomás
Muy buen artículo, especialmente por la sencillez con la que expone un tema profundo y complejo. También por la esperanza de cambio que conlleva una cura analítica.
Excelente artículo Cristina! La confusión entre la agresividad y la agresión es muy común y suele generar rechazo hacia la primera, lo cual considero que es un error, pues es una fuerza que nos empuja y motiva para la acción.
Un abrazo!
El artículo logra exponer la diferencia entre agresividad y agresión, términos que tienen una especificidad en la teoría psicoanalítica.
Un artículo muy interesante porque toma el punto de vista de J. Lacan. Muy práctica la explicación de la diferencia entre agresividad y agresión.
Muy interesante la explicación sobre la diferencia entre agresividad y agresión. Un trabajo muy útil tanto para la teoría como para la clínica. Felicitaciones.