Fernando Macarro Castillo,verdadero nombre de Marcos Ana quien adoptó éste seudónimo en honor a su padre Marcos, y a su madre, Ana, nació en el seno de una familia de jornaleros el 20 de enero de 1920 y murió el 24 de noviembre del 2016, en éstos días.

Marchó al frente al estallar la Guerra Civil Española en 1936, dentro del batallón de milicias «Libertad» y fue obligado a abandonar el campo de batalla por su minoría de edad.

Se afilió al Partido Comunista Español.

En enero de 1937, su padre murió en un bombardeo de la Legión Cóndor sobre Alcalá.

Más tarde Marcos trató de huir en cualquier barco pero no pudo y fue preso por los franquistas durante 23 largos años.

Los franquistas le atribuían el asesinato de 3 personas y lo condenaron a muerte en 1941.

Dos años después su condena fue anulada, aunque fue juzgado y condenado a muerte otra vez hasta la siguiente anulación.

Una forma de tortura psicológica que se añadió a las torturas físicas que sufrió.

Para quienes fuimos amigos de Marcos, sabemos que fue una gran persona, deseoso de vivir más que de escribir, de devorarse la vida que el sentía le habían robado; además de un gran amigo de sus amigos y gran poeta.

Mi comentario excluye la interpretación psicoanalítica en homenaje a él, ya que era anti-psicoanálisis, así como yo no soy marxista.

Pese a éstas diferencias entre nosotros nuestra amistad fue muy rica, fructífera, intercambiábamos conversaciones, libros, poesía y relatos de viajes.

Era un hombre humilde, sencillo y con un alto nivel cultural, con el se podía dialogar de todo: siempre estuvo abierto al diálogo.

Del libro «Homenaje a Marcos Ana» de editorial «el páramo» voy a trascribir un bello poema suyo que descubre su gran calidad poética, su poder de síntesis, lo alusivo y sugestivo de sus palabras:

Mi corazón es patio

(A María Teresa León)

La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.

Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.

Pero el mundo es un patio.
Un patio donde giran
los hombres sin espacio.

A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
Y entonces digo: » El mundo
es algo más que un patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando».
Y oigo colinas libres
voces entre los álamos,
la charla azul del río,
que ciñe mi cadalso.
«Es la vida», me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…

Pero es soñar despierto.
Mi reja es el costado
de un sueño que da al campo.

Amanezco, y ya todo
-fuera del sueño- es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.

¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!

Yo ya creo que todo
-fuera del sueño- es patio

Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos.

Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
-hasta en el sueño- es patio.

Un patio donde gira
mi corazón clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón que tiene
la forma gris de un patio.

Un patio donde giran
los hombres sin descanso.

Además de este gran poema, no olvidemos que Marcos escribió una autobiografía, que va por la novena edición, y que Almodóvar pensó hacer una película de su vida, pero se dió cuenta que iba a tener que ser tan larga que no la quisieron realizar.

Del libro «Homenaje a marcos Ana»