Mario Darío Grandi, gran pintor que merecería ser más reconocido, nació en Buenos Aires en 1918 y murió en 1971.

Estudió en la Sociedad Estímulo de las Bellas Artes y fue discípulo de Spilimbergo.

Obra de síntesis, sus mejores logros son con el pastel.

Delicadezas, sutilezas, galanura de dibujo y color, donde lo singularizan las formas estilizadas ( con influencia de Modigliani) y amantes.

En 1941, cuando aún no cuenta con 23 años de edad, realiza su primera exposición individual en el Teatro del Pueblo. Ese mismo año se casa con Julia Rebollo, esposa, amiga, consejera,sostén en las dificultades, compañera en las alegrías, y hasta modelo de muchas de sus obras más logradas.

Radicado a partir de 1945 en Córdoba, Argentina, irradia su obra tanto a la metrópoli como hacia otras ciudades del interior: Rosario, Río Cuarto, Concordia, Santa Fé, Tucumán, La Rioja, recogen renovadas muestras de sus trabajos.

La compra de una casa en Paso del Rey lo trae en 1953 de regreso a su geografía natal.

Un universo de Paz y Amor, como gustaba definirlo, es el que encarnaban sus compadritos, sus juglares, los músicos, los balcones, las naturalezas muertas, los temas místicos, los desnudos, los paisajes, las figuras a las que el artista encomendaba el privilegiado rol de transmitir un mensaje, y,con Lacan interpretamos: el amor es el que suple la ausencia de relación sexual(no nos referimos al acto sexual sino al hecho de que no hay media naranja, un ser hecho exactamente para otro,y a que la mujer es un no-todo, una excepción, mientras que el varón es la regla; sin embargo, entre ellos, aunque tan diferentes entre sí, hay que tener en cuenta de que se trata de semejantes y puede existir el amor verdadero y llegarse a la concordia entre los sexos, mensaje y contenido muy novedoso en pintura, que supera la rivalidad entre los sexos, que da lugar a una relación pacífica entre los sexos como la que aparece en los cuadros de este gran pintor).

En 1962 integra la muestra de Arte Sacro que se realiza en Roma con motivo de los 80 años del Papa Juan XXIII.

En 1954 recibió el premio nacional del Salón Nacional de Bellas Artes.

Pero creemos que no ha obtenido el reconocimiento que se merece dado su enorme talla, opacado por pintores que se comercializaron mejor.