Robert Frost nació en San Francisco, EEUU, en 1874 y murió en Boston en 1963, un gran poeta considerado uno de los fundadores de la poesía moderna por expresar filosóficamente y con profundidad la vida rural del hombre de Nueva Inglaterra.

Obtuvo un éxito inmediato cuando viajó a Inglaterra donde publicó sus dos primeros libros y volvió ya reconocido a su país.

Su poesía es trágica, aunque, a veces, con toques de humor.

Defendió el valor de la independencia de EEUU y así, se hizo popularísimo con su poema “El camino no elegido” que la gente recitaba de memoria.

Debido a la muerte de su esposa y al suicidio de su hijo, estuvo al borde del alcoholismo, pero se fue a Cambridge y allí vivió acompañado de su secretaria quien rechazó una oferta de matrimonio.

Fue hijo de una maestra y desempeñó un sin fin de oficios.

El poema que vamos a transcribir aquí es del libro “Poemas” de editorial Corregidor, Buenos Aires, 1979. Es un sugerente, profundo y bellísimo poema que puede analizarse desde muy distintas perspectivas, nosotros hemos elegido tan solo una, psicoanalítica.

 

 

Al detenerse junto a un bosque en un anochecer nevado

 

 

De quién son estos bosques, creo que lo sé,

Pero su casa está en la aldea;

No me va a ver detenido aquí

Para contemplar sus árboles que cubre la nieve.

 

 

Mi caballito ha de pensar que es raro

Pararse aquí, no habiendo granjas cerca,

Entre el bosque y el lago helado,

La tarde más fría del año.

 

 

Sacude las campanillas de su arnés

Para preguntarme si hay algún error.

El único otro sonido es de viento

Que suavemente barre y copos como plumón.

 

 

Me encantan los bosques, sombríos y hondos,

Pero yo tengo que cumplir mis promesas

Y millas que hacer antes de dormir.

Y millas que hacer antes de dormir.

 

 

 

Se destaca lo sugestivo de los dos últimos versos… y su belleza.

El caballito de Frost, sujeto a su instinto animal debe pensar que hay algún error en detenerse allí si no es para comer o descansar, pero el deseo humano y la pulsión (límite entre lo psíquico y lo somático, según Freud, y que a diferencia del instinto animal que conlleva un saber de la especie, no conlleva ningún saber anticipado) no reflexionan de este modo. Queda muy clara la diferencia entre

el naturalismo del caballito y la humanidad del personaje del poema: ”me encantan los bosques sombríos y hondos”, la nostalgia que exhala el poema y el personaje de éste.

Y la sugerencia del deber en el ser humano :”yo tengo que cumplir mis promesas”, y lo sugestivo de “Y millas que hacer antes de dormir”: ¿una larga vida antes de la muerte?¿una larga trayectoria antes del descanso?¿una gran carga antes del fin?

Cada uno interpretará la metáfora a su modo: un poeta que no se puede dejar de re-leer.