Allen Ginsberg ( EE.UU,1926-1997) es uno de los más significativos y auténticos poetas del siglo XX.

El poema Aullido, publicado en 1956, está considerado como el emblema de la generación beat y texto básico de la protesta de la juventud americana. A veces a Ginsberg se lo considera el inventor del Pop Art, su fundador.

Ginsberg era budista practicante y vivía en forma muy modesta, participó en la protesta política no violenta contra todo, desde la Guerra de Vietnam hasta la Guerra contra las drogas.

Su colección “La Caída de América” gano el U.S.Nacional Book Award for Poetry en 1974, recibió medalla de oro del Club Nacional de Arte y fue admitido en la American Academy and Institute of Arts and Letters.

Se opuso enérgicamente al militarismo, materialismo económico y la represión sexual.

Nació en el seno de una familia judía de origen ruso, en Nueva Jersey y estudió y fue expulsado de la Universidad de Columbia.

Es muy importante su encuentro con Neal Cassidy, muy fructífero en cuanto a creatividad y a la muerte de éste compuso una elegía bellísima que recomendamos lean: Elegía a Neal Cassidy.

Vamos a transcribir aquí un significativo poema suyo tanto por su forma extremadamente auténtica y directa como por su contenido que sigue siendo de gran actualidad, dice así:

 

 

En el reverso de lo real

 

 

Cercado de ferrocarriles en San José

yo vagaba desolado

frente a una fábrica de tanques

y me senté en un banco

cerca del chamizo del guardaagujas.

 

 

Una flor yacía sobre el heno en

la autopista de asfalt-la temible flor de heno

pensé- tenía un

frágil tallo negro y

una corola de amarillentas espículas

sucias como la corona de una pulgada

de Jesús, y una manchada

y seca borla central de algodón

como una brocha de afeitar usada

que hubiera estado rodando por

el garaje durante un año.

 

 

Amarilla, flor amarilla, y

flor de la industria,

¡aún siento una espinosa y fea flor

flor sigues siendo,

con la forma de la grande y amarilla

Rosa de tu cerebro!

Esta es la flor del mundo.

 

 

Es un mundo , como el del hombre para el psicoanálisis, lleno de deshechos, que desprecia la naturaleza, materialista (la referencia a la industria) y militarista (la referencia a la fábrica de tanques de guerra).

Un bello poema lleno de autenticidad y lenguaje moderno, que remata con el intenso verso “Esta es la flor del mundo”.

Para el psicoanálisis el hombre es una máquina de producir deshechos, a diferencia de los animales, una máquina de generar guerras y objetos varios materiales como en las fábricas. Insaciable, nada, ningún objeto calma la sed del hombre, y su crueldad difiere de la ferocidad animal: el hombre puede ser un sádico, el animal no.

Allen Ginsberg, decíamos, es el autor del genial poema Aullido que no pudimos analizar aquí dada su extensión, pero no pueden dejar de conocerlo si todavía no lo hicieron.

Todos sus libros son interesantísimos y con un paisaje desolador del mundo del hombre, al igual que para el psicoanalista.