En su trabajo “ Inhibición , síntoma y angustia”, Freud habla de lo que constituye la inhibición, como una obstrucción, un impedimento de la acción, no es un síntoma; que es uno de los temas centrales de este extraordinario film que hubiera merecido un Oscar si hubiera tenido más suerte, dada la extrema sutileza y pulcritud de su tratamiento, la desgarrada historia de amor entre los protagonistas y la espléndida puesta en escena, sin contar con las excelentes actuaciones de los actores principales.
“Lo que queda del día” o en el original, “El resto diurno” (como señalaba Freud en los sueños), dirigida por James Ivory es de 1993.
En 1958 Stevens ( Anthony Hopkins ) un perfecto y puntilloso, así como obsesivo mayordomo trabaja para un millonario americano ( Christopher Reeve ) que es el nuevo propietario de Darlington Hall, una mansión en la que un aristócrata británico reúne en su casa, 20 años antes, a las personalidades más influyentes de los años 30.
La rutinaria vida personal de Stevens, como de esclavo, cambia cuando llega la señorita Kenton, la nueva ama de llaves ( Emma Thompson ).
Se van enamorando paulatinamente durante las horas de descanso del duro trabajo en la mansión por la noche.
La señorita Kenton intenta provocar en Stevens una declaración de su enamoramiento intenso, pero él esta completamente inhibido de confesárselo, vive su rutina de esclavo sujeto a su Amo y no se decide finalmente a casarse y liberarse con ella: ella representa su liberación.
Kenton ve que todo lo que ha intentado es inútil, que él siempre será un dominado y decide no perder la oportunidad de ser madre y se va de la mansión, triste, para casarse con otro.
Las escenas de acercamiento amoroso entre ellos son de una enorme sutileza, rayana en lo sublime.
Pero el sometimiento de él a su papel de mayordomo y servidor, destruye toda posibilidad de liberación.
Las actuaciones son magistrales, y dejan como huella, la hacen sentir, una enorme nostalgia.
Años más tarde ella lo llama por teléfono y se encuentran, él va decidido a decirle su amor, aunque ella está casada y con hijos, pero una poderosa fuerza inhibitoria se lo impide. Tampoco ella se atreve a pronunciar palabra, lo espera de él.
El film termina con un alejamiento definitivo de los amantes, para nunca más volver a verse.
Una de las claves de éste film, es comprender la situación de “sujetado” de Stevens y la angustia que le impide liberarse.
Otra de las claves es su originalísimo tratamiento, es algo muy difícil hacer un film de amor en los 90 cuando parece estar casi todo hecho y dicho.
Y tenemos la sutileza de los “no dichos” en el film, de los silencios, de lo que podemos leer entre líneas.
Sabemos, por el psiconálisis que los “no dichos” son la mayoría de las veces más importantes que los dichos: la lectura de los silencios.
Para concluir, es uno de los grandes films del siglo XX, y su delicadeza ha sido pocas veces igualada. ¿Qué es lo que lo ata a Stevens? Su sometimiento al Amo y su rutina , que como decía Borges “nos hace creer inmortales”.
Un fil extraordinario. Estoy de acuerdo con tu interpretación y análisis de la película. Los actores: dos titanes. Hay que volverla a ver.
Cine de la mejor calidad. Excelente tu análisis, lo comparto en todo. Es cierto que debería haber ganado el Oscar pero no tuvo suerte, creo que la gente no sabe lo que se pierde si no la ve.
Un film inolvidable, sublime. Como sublimes están los actores y la puesta en escena. Excelente análisis el que has hecho. Me hace pensar en la dialéctica del Amo y el esclavo de Hegel.
Un film y un artículo, extraordinarios !
El sometimiento de un humano a otro visto por los ojos de la autora a través de un film que expone el tema de una manera inteligente y sensible. Un buen artículo.
Un film inolvidable y brillante. Muy buen comentario
Uno de los mejores films del siglo XX. Muy importante para el debate lo que decis de los «no dichos».
Restos diurnos, hilachas de la vida, como pequeños ‘carpe diem’ incumplidos y postergados día tras día, porque mañana será el día esperado, igual al cartelito del «Hoy no se fía, mañana sí». Y como siempre es hoy, nunca es mañana… entonces nunca se fía. Y tampoco se cumple el ansiado deseo. El resto es silencio, termina diciendo Hamlet, cuando la muerte se hace dueña de la escena.
Sublime película -digna de herederos de Shakespeare- bellamente sacude nuestra más esencial pregunta: ¿cuál es el sentido de mi estar en el mundo?
Gracias Cristina por rememorar tales beldades (del mismo director es «Un Amor en Florencia» A room with a view, otra obra maestra multipremiada)