Dalton Trumbo es el autor de esta novela como pocas de 1939, novela pacifista, antibelicista que le valió un premio y una película excelente “Johnny got his gun”.

Joe Bonham un soldado joven que sirve al ejército de EE.UU. durante la primera guerra mundial, se despierta en la cama de un hospital después de haber sido alcanzado por el estallido de un obús.

Poco a poco se da cuenta que ha perdido sus brazos, piernas y toda su cara, pero su cerebro funciona muy bien, dejándolo prisionero de un cuerpo completamente inválido.

Intenta suicidarse pero no puede. Termina decidiendo que quiere ser expuesto en una caja de cristal para mostrar al mundo los horrores de la guerra.

 

Aunque se comunica por morse con los militares, ellos no le hacen caso y se da cuenta de que vivirá así el resto de su vida. Una absoluta impotencia.

El título de esta bella novela es tomado de un grito de llamado a ir a la guerra.

Para Freud no hubo nunca (y compartimos su posición) guerras buenas y malas, la guerra para él no se justifica de ninguna manera, y solo se entiende por la existencia en el ser humano de las pulsiones de muerte opuestas a las de vida.

En Empédocles, que Freud toma, el amor y la discordia.

Esta novela tiene el gran mérito de hacernos comprender que ninguna guerra puede justificarse, bajo ninguna excusa, y que los jóvenes que van a la guerra son “carne de cañón”, lo mismo, puede decirse de las revoluciones sangrientas.

Freud no usó el término Tánatos en sus escritos, pero si coloquialmente.

Refiriéndose a Eros (dios del amor) y Tánatos ( dios de la destrucción y la guerra), Freud , pesimista sostiene que estamos inclinados a la guerra, al imperio de Tánatos, y que probablemente siempre haya guerra, porque es parte de la condición humana.

Por otra parte tenemos la agresividad narcisística proveniente del Estadio del Espejo, en Lacan, que nos condena también a la discordia.

Lacan hace una broma “¿Qué es el capitalismo?” “la explotación del hombre por el hombre” “¿Qué es el socialismo?” “lo contrario”, refiriéndose a algo en espejo, es siempre la explotación del hombre por el hombre en los dos sistemas, y el aprovechamiento de las idealizaciones patrióticas de los jóvenes para que sean “carne de cañón”, y las clases dominantes llenarse de oro con la venta de armas.

Deducimos que el hombre, al menos en éste mundo, no tiene salvación colectiva, de acuerdo a la mirada de Freud, ninguna guerra puede salvarlo de nada.

Recordemos, una vez mas, en éstos tiempos difíciles, el respeto por la vida. No dejen de leer la novela o ver la película, es ejemplar e inolvidablemente conmovedora.