Durante la psicoterapia, el analista interviene de distintas maneras : preguntas, señalamientos, subrayados, sugerencias, instrucciones , interpretaciones, etc. Intenta evitar el consejo, para que el paciente pueda pensar libremente.

El analista da una interpretación cuando, tras escuchar ( que es lo principal ) dice algo que subvierte la cosmovisión consciente del paciente, su modo de ver cotidiano y frecuente.

Freud daba interpretaciones apuntando a hacer recordar al paciente un contenido o idea olvidada (reprimida) para hacerla consciente y provocar de este modo el cambio en el psiquismo del paciente. El propósito de la interpretación era hacer consciente lo inconsciente, tras vencer las resistencias que el paciente opone a la rememoración para evitar la aparición de afectos a veces desagradables.

El modelo de interpretación, fue establecido por Freud en “La Interpretación de los sueños”, aunque referidas a sueños, pueden aplicarse a otros materiales.

A diferencia de Freud, Lacan indica que la interpretación no debe apuntar a descifrar un sentido oculto tras al acto fallido, las formaciones del inconsciente, el síntoma, sino a desbaratar el sentido, la interpretación no se dirigiría tanto a dar sentido sino a descubrir el sin-sentido oculto.

Más allá de ofrecer un nuevo mensaje, para Lacan, la interpretación apunta a que el analizante escuche su propio mensaje, que retorna a él en forma invertida: desde el analista a él.

La palabra del paciente siempre tiene otros sentidos, más allá de los que él cree conscientemente.

Una manera de lograrlo, es que la interpretación sea ambigua, también es importante interpretar cómo cae en el imaginario del paciente lo que el analista le dice, porque por ejemplo, un cuestionamiento al paciente, puede ser escuchado por éste como un ataque o como que se le está echando la culpa de algo.

Lo más importante, intervengamos como intervengamos, es que el flujo del lenguaje continúe, que el paciente pueda seguir hablando, más allá de las resistencias, ya que es por éste medio que se va a producir el cambio, el reordenamiento inconsciente y la nueva represión de lo que lo daña.

No importa tanto la exactitud de la interpretación, una interpretación puede ser inexacta respecto a los hechos, pero producir efectos simbólicos de cambio.

Para todas las escuelas psicoanalíticas, lo más importante es la escucha del analista, que la realiza mediante un método que descubrió Freud que se llama “atención parejamente flotante”, es decir, el analista escucha dando valor igual a todo, sin prejuicios y sin hacer demasiado caso de lo que sabe de antemano, tomando a cada paciente como un ser único al que no se le puede “aplicar” un conocimiento previo, aunque los pacientes nos llevan casi siempre a nuestros conocimientos de psicoanálisis, porque la castración y el Edipo son universales. Pero lo principal es evitar los prejuicios, una escucha sin prejuicios.

Otro modo de intervención en el análisis es lo que Freud llamó “construcciones”, que son reconstrucciones de la infancia o el pasado del analizante, y se llega a ellas tras largo tiempo de tratamiento con la finalidad de remover afectos para que se desplieguen cambios.

Lo básico es “abrir” el material que el paciente pueda seguir hablando y dialogando con el analista, de este modo se culminará en la cura. “The Talking Cure”, la cura por la palabra, que decía Freud.