Freud, Melanie Klein y Lacan, difieren en sus esquemas del aparato psíquico, del psiquismo. Para Lacan hay que hablar de Estructura y para ello emplea esquemas muy complejos de desarrollar en pocas líneas, por ejemplo el famoso Esquema L, o la Banda de Moebius, el nudo borromeo, etc.

En Freud , hay un primer esquema del aparato psíquico que lo divide en :Consciente, Preconsciente, e Inconsciente. Lo preconsciente es aquello que con un poco de esfuerzo del sujeto vuelve a la memoria y lo inconsciente es lo reprimido que requiere de grandes y trabajosos esfuerzos para que se vuelva consciente, es el olvido profundo que incluso, en muchos casos, nunca llega a hacerse consciente. De la consciencia habla en uno de sus artículos ( que recomendamos)» El Block Maravilloso», pero no hay que confundir consciencia con percepción, no todo lo percibido va a la consciencia, puede hallarse en el preconsciente o ir al inconsciente.

En la 2º Tópica o Esquema del aparato psíquico, que Freud desarrolla en el trabajo “El Yo y el Ello”, Freud habla de 3 instancias psíquicas: el Yo, el Ello y el Superyo-Ideal del yo. Las tres instancias poseen una parte consciente, una parte preconsciente y una parte inconsciente. El Yo está encargado del control de los impulsos, el autodominio, el autoreconocimiento, la autonomía, etc. Para Lacan es constituído por la asunción de la imagen del espejo por el niño y es la sede de lo imaginario.

El Ello, en Freud, es el reservorio de las pulsiones (equivalente al instinto en el animal, pero diferenciandosé de éste porque su objeto y su fin no son predeterminados por la especie y pueden , entonces, desviarse) y se conecta inconscientemente con el Superyo y el Ideal, por esto las pulsiones van a influir determinantemente en esa instancia moral que es el Superyo.

El Superyo es, metafóricamente hablando como “el freno” del sujeto, mientras que el Ideal es “el ascelerador”. El Superyo puede volverse muy severo y autocastigar o castigar al Yo, que para Freud espera el amor del Superyo, ya que el Superyo es producto de las identificaciones edípicas con los padres; por esto el Yo sigue esperando ser amado por el Superyo, y a veces es tiranizado por él. El Ideal, si es demasiado elevado puede tiranizar al sujeto también y volverlo impulsivo e imprudente. Pero normalmente el Ideal es una instancia muy positiva que lleva al sujeto a intentar superarse.

Puede existir, y de hecho casi siempre es así, conflicto entre las 3 instancias psíquicas, y de este modo, el Yo se debilita, se vuelve demasiado vulnerable y frágil; esto puede ser a causa de un conflicto con el Ello (reservorio de la libido sexual y de las plsiones de vida y muerte), por ejemplo que las pulsiones se exciten en demasía y provoquen un debilitamiento del Yo para mantenerlas a raya; o que el Superyo se vuelva un tirano rígido y lleve al Yo al autocastigo.

El aparato psíquico, para Freud , es la resultante del Complejo de Edipo y de Castración, y está constituído por las identificaciones imaginarias y simbólicas con ambos padres.

El Complejo de Edipo, en ambos sexos, crea una identificación con la madre y otra con el padre, y su represión, a causa de la Prohibición del Incesto constituye el Superyo, que será severo si los padres lo han sido, tolerante si los padres fueron tolerantes, y además, por otro lado, su severidad o tolerancia va a depender del cuantum pulsional que el sujeto posea.

Para Lacan el Yo es el lugar del engaño, de lo imaginario y es una especie de títere del Superyo y del Ello. Lugar del engaño porque el sujeto cree autodominarse y ser autónomo, y en realidad no lo es.

En este punto, podemos decir para concluir, Lacan y Freud se asemejan, la diferencia es que mientras que Lacan descubrió la constitución del Yo en el Estadio del Espejo (trabajo que recomendamos leer), Freud, lo descubrió en su clínica con los pacientes y no elaboró una teoría como la del Estadio del Espejo.