Kandinsky nace el 4 de diciembre de 1866 en Moscú, Rusia en el seno de una familia de la alta burguesía y muere en Neuilly-sur-Seine, Francia a la edad de 78 años en 1944.

La elección de este gran artista se debe a su importancia ética desde el punto de vista de la ética psiconalítica ya que se lo puede considerar practicamente el inventor de la pintura abstracta, marcando un “antes” y un “despúes” de él.

“Un hombre capaz de mover montañas”, así lo define Franz Marc su amigo, que con sus ideas revolucionó el arte del siglo XX.

Kandinsky tiene varios escritos, destacamos “De lo espiritual en el arte” y “Punto y línea sobre plano”.

Vivió, además de su Rusia natal, en Alemania, donde fue un destacado profesor de la Bauhaus, hasta que tiene que emigrar a Francia debido a los nazis. También se tuvo que exiliar de Rusia debido a los comunistas.

Como creador de la pintura abstracta, Kandinsky liberó al arte de su función tradicional, ofrecer un reflejo de la realidad visible, y pronosticó que el abstracto, iba a ser el arte del futuro.

Si bien a principios del siglo XX ya algunos pintores habían experimentado con la disolución del objeto en el cuadro y habían convertido los colores y las formas en elementos expresivos con valor propio, Kandinsky fue el que experimentó de forma más consecuente con los elementos abstractos.

Dedicó su vida al desarrollo de la abstracción, aunque su obra creativa siempre fue acompañada de reflexiones y juicios teóricos.

En sus consideraciones sobre el sonido de los colores, la música le sirvió de orientación y norma, como un arte liberado de toda obligación de reproducción a la que envidiaba por su independencia y libertad de sus instrumentos expresivos( Musorsky le encargaría pinturas para su composición musical, tan importante, “Cuadros de una exposición”).

Desde el punto de vista psiconalítico, Kandinsky es un artista muy reservado al que le repugna demostrar sus sentimientos, excepto la alegría, y su singularidad radica en una total búsqueda de la liberación de lo material y de la libertad, así como en un profundo misticismo, la importacia dada a la línea y a la explosión del color.

Para él los colores no estan vinculados a los objetos sino que se unen, según su sensibilidad a los sonidos, con tonos de diferente intensidad, altos o bajos, agudos o sordos.

El drama musical de Wagner le permite asistir por primera vez a una obra de arte total, y es eso lo que él buscará toda su vida: la obra de arte total.

El motivo del jinete acompañará su obra hasta el abstracto, como una romántica figura de cuento, un mensajero enigmático, un heraldo tocando la trompeta, o como San Jorge que salva a la humanidad del mal.

No olvidemos que Kandinsky también escribió textos líricos en prosa, entre 1908 y 1912 escribe 38 de estos textos, acompañados de xilografías en color y en blanco y negro, son sobre todo, poemas dadaístas.

Kandinsky considera a la pintura como algo espiritual, algo que supera lo comprensible y que no hay porqué interpretar. Su pensamiento es de honda raigambre metafísica. Para él un cuadro “surge de una necesidad interior”, desde el psiconálisis, le damos la razón, el arte depende de los deseos conscientes e inconscientes del artista.

Cabe destacar, para concluir, que Kandinsky le da mucha importancia a los contrastes y al contrapunto , y esto constituye otra de las singularidades que lo caracterizan como artista.

Podemos considerarlo como uno de los grandes “Padres” de la pintura, y reflexionar sobre la gran singularidad que lo caracteriza, particularmente en sus «Composiciones».