Astor Piazzolla nació en Mar del Plata, Argentina, en 1921 y murió en Buenos Aires en 1992.

Gran compositor y bandoneonista, uno de los músicos más renovadores e importantes del siglo XX.

En su juventud realizó y tocó arreglos orquestales para el gran Aníbal Troilo (compositor de tango y bandoneonista).

Fue muy incomprendido en sus comienzos, muy criticado por sus innovaciones en el tango por los tangueros tradicionales que llegaron a decir que su música no era tango. Éstos, ortodoxos en cuanto al ritmo, melodía y orquestación que Piazzolla desde su enorme singularidad, cambió a fondo, no comprendían los cambios que Astor quería crear.

Finalmente llegó la consagración y aceptación y ganó varios premios.

Para él su composición insuperable es «Adiós Nonino», que es la bellísima pieza que vamos a considerar aquí, subrayando que recomendamos la versión original.

«Adiós Nonino» es de una tristeza enorme, muy melancólica, con raptos de levantamiento, y es muy hermosa, realmente una de las composiciones más geniales del tango.

Desde el punto de vista psicoanalítico , trata sobre la muerte del padre, que para Freud era la más difícil de superar ya que él es el objeto más protector.

La pieza se desliza como si se tratara de una letanía y un llanto del hijo o hija respecto a la pérdida del objeto, del ser querido, el padre.

Concluye sin superación de esa pérdida de objeto, que en la realidad puede culminar en un duelo melancólico o en un duelo normal, aunque siempre se recordará al ser querido perdido, que puede ser sustituído o no por otro semejante.

La pérdida de objeto es lo que mueve el proceso de duelo, con la enorme tristeza que conlleva y que esta pieza magistralmente evoca.

En «Adiós Nonino» destaca el gran poder evocador de la música y su singularidad que la convierte en una de las obras cumbres del arte contemporáneo.