Nora Sarrasquet de Zanone falleció hace 3 semanas en Madrid a los 76 años. Fue la fundadora del famoso restaurante Italo- Argentino «La Gata Flora» y la que lo bautizó con ese nombre tan cómico y provocador. El restaurante fue creciendo y se convirtió en un lugar de encuentro de españoles y argentinos. Quedaba( ya se fundió y disolvió la sociedad) en el típico barrio madrileño de Malasaña, lugar de encuentro sobretodo de la juventud.

Nora era una gran cocinera y una gran lectora y muy buena persona, siempre trató muy bien al personal y le pagó bien.

Eramos grandes amigas cuando yo vivía en España, nos juntábamos casi todos los días a tomar café, y recuerdo que ella decía «en tu casa o en la mía para que nadie nos moleste si fumamos».

Continuamos la amistad por skype. También fue casi una hermana para mi marido Alfredo Vivarelli, que fue junto con ella uno de los socios del restaurante.

A Nora le gustaban todas las artes y la cocina, le gustaba ir a los museos y muchas veces fuimos juntas.

Tuvo que superar dos cánceres de mamas, pero , lamentablemente, más tarde le aparecieron divertículos en los intestinos y al operarse, saló mal y se le infectó todo el cuerpo hasta morir.

Le gustaba la literatura y una vez me regaló un libro ilustrado del poeta español Miguel Hernández, que era uno de sus preferidos.

Tenía una hija, Violeta, yerno y 2 nietos.

Le dedico, in memorian, este poemita, que culmina con una reminiscencia de uno de los versos de Miguel Hernández a un amigo por el que estaba viviendo el duelo, dice así:

un roce de agua
una invitación a la arena
el final que acecha entre las olas
donde esparcirán tus cenizas

¿cómo olvidarte,
compañera del alma?

Es un pequeño homenaje que le debía a Nora por haber compartido una hermosa amistad.

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